miércoles, 2 de agosto de 2017

LA AGUJA DORADA de Monserrat Roig (1946).  En 1980 Monserrat Roig fue contratada por una editorial rusa para que escribiera sobre el asedio que padeció Leningrado en la Segunda Guerra Mundial.
El libro me vino a colación por la información que a través del folleto de mano de la OSCYL para el concierto de la 7ª Sinfonía de Shostakovich, que trata precisamente de este acontecimiento. Para mas información ver el link:

https://es.wikipedia.org/wiki/Sinfon%C3%ADa_n.%C2%BA_7_(Shostak%C3%B3vich)

Leyendo algo mas sobre el tema me entero que la División Azul al mando del general Esteban Infantes estuvieron ese fallido asedio de los nazis a la ciudad rusa.
Monserrat Roig va a Leningrado y se enamora de la ciudad. En la novela la recorre y la describe haciendo constante referencias al paso por esta ciudad de Dostoievski y de Alejandro Pushkin, haciendo referencia a sus biógrafos E.H Carr y Henri Troyat respectivamente. Relata muchas historias de ambos literatos rusos. Va al Hermitage y describe el cuadro Dánae de Rembrant , comparándolo con el de Tiziano. Sobre este tema ver el link:

Al final desarrolla el autentico cometido de su viaje al dedicarse a entrevistar a gentes que vivieron el acontecimiento. Para mas información ver el link:

https://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Leningrado

El final es un poco pesado. El principio es muy interesante y escrito maravillosamente.
Destacar :
-Tenia la sensación de estar viviendo una película antigua filmada a cámara lenta. El rumor que se elevaba de las calles era pausado, ceremonioso. Notaba que le faltaba algo a mi retina. Descubrí, al fin, la ausencia del parpadeo luminoso de los rótulos y los anuncios de publicidad.
-La directora de la escuela me dijo que el problema más grave que tenia era la lucha con los padres porque dejasen decidir a sus hijos lo que querían estudiar. Todos quieren tener hijos técnicos o con la misma carrera que el padre. Obreros y antiguos campesinos aspiran a que sus hijos asciendan de clase a través de los estudios. Una manera de desclasarse hacia arriba y de incrementar las filas de la burguesía rusa.
-Dice E.H. Carr que mientras con Tolstoi el lector tiene la sensación de espacios abiertos e inmensos, con Dostoievski vives una sensación intolerable de confinamiento.
-Los aristócratas vivían de cara al Neva, reconociendo en él el útero que habrá alumbrado la ciudad. Al contrario de los señores de Barcelona, que mandaban construir sus rancios caserones hacia poniente, negando así sus orígenes. O como los indianos del Maresme, que volvían de hacer las Anericas y se alejaban de la playa para olvidar su pasado pescador. Sus casas , hechas con regusto colonial y vidrieras modernistas, miran a la montaña, mientras que Leningrado se espejea en un rio que la ensalza y la entierra.
-El hambre es un dolor físico, absorbente y exclusivista. el hambre sitúa al ser humano en los limites de la razón y la locura, del bien y del mal. La ética pierde su lógica interna. El hambre crea monstruos.
-No puedes imaginarte lo que es una guerra si no has vivido ninguna. Pero yo se que me pasare el resto de mi vida rezándole a los dioses, para que nunca, nunca más, venga otra guerra.


Editado por Plaza&Janes en 1985. ISBN 84-01-35135-9

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