viernes, 20 de noviembre de 2015

EL JILGUERO de la americana de Mississippi Donna Tratt (1963)

Theo Decker, un adolescente de 13 años, ve morir a su madre en un atentado terrorista en el museo Metropolitano de Nueva York. Sólo, lleno de miedo y con el cuadro El jilguero, una tabla holandesa de Carel Fabritius (1653), en sus manos el joven se adentrará en un intenso periplo que lo llevará a Las Vegas y Amsterdam. Esta es, a grandes rasgos, la trama de esta novela.

Donna Tratt (Greenwood, Mississippi, EEUU, 1963). Se dio a conocer al gran público con El secreto, una primera novela que fue traducida a 24 idiomas y le sirvió para situar a la autora en las filas de los clásicos contemporáneos.

    Tras el éxito deslumbrante de aquella propuesta, transcurrieron once años de silencio. Hubo entonces quien pensó que Donna Tartt pasaría a la historia por ser la autora de una sola y magnífica novela, pero a principios de 2003 la gran escritora sureña volvió a triunfar en su país y en toda Europa con Un juego de niños. Ahora, al cabo de otros once años, aparece El jilguero, una nueva novela que la crítica y el público han aplaudido con fervor. Con esta obra ganaría el Premio Pulitzer a la ficción en el año 2014. El jurado del Premio Pulitzer ha premiado a El jilguero por «la madurez de una novela maravillosamente escrita, con unos personajes exquisitamente perfilados que narra la dolorosa implicación de un chaval con un famoso cuadro que se ha librado de la destrucción. Un libro que estimula la mente y toca el corazón».

Referente al tiempo que transcurre entre la publicación de sus novelas, ella comenta: «Mucha gente me dice, ¿por qué no escribes libros más rápido? Y lo he intentado, sólo para ver si podía. Pero trabajar de esa manera no es algo natural para mí. Me gustaría ser “miserable” y escribir un libro cada tres o cuatro años. Pero si yo no me divierto escribiendo, la gente no va a divertirse leyendo»

Todo lo anterior es literatura organizada por el editor, lo cual ya sabemos cual es su interés. La autora es una magnifica descriptora de situaciones y de personajes, pero la novela se le va de las manos y acaba siendo un pastiche.
El inicio es soberbio, con la descripción del atentado. Sublime. Luego va decreciendo el interés, siempre esperando que puede pasar algo, pero esto no llega ; al final de las quinientas y pico de paginas se busca un final ridiculo para poder dar fin al absurdo embrollo que ha organizado.



Carel Fabritius – “El jilguero” (1654, óleo sobre tabla, 33 x 22 cm, Mauritshuis, La Haya)
Carel Fabritius fue uno de los discípulos más aventajados de Rembrandt y muchos le consideran precedente de Vermeer por su forma de pintar la luz. Este insignificante jilguero, pintado a tamaño natural, es su obra maestra. . La perfección técnica de la obra es tal que dan ganas de alargar el brazo y coger al pajarillo entre nuestras manos, para poder sentir su fragilidad y la suavidad de sus plumas. Y acto seguido cortar la cadena con la que está atado.
Todo en esta obra es una maravilla: las sombras de la pared encalada, la luz dorada, el brillo metálico de la cadena y las barras semicirculares en las que está posado el pajarillo, la caja de madera para su comida, el plumaje esponjoso del ave. Su autor estaba tan orgulloso de ella que la firmó y fechó con letra bien grande (esto no afectaba a la trampa visual, ya que de lejos la firma apenas se ve y en todo caso parecería estar grabada sobre la pared).
El 12 de octubre de 1652, pocos meses después de haber pintado este cuadro, Fabritius falleció en la explosión de un almacén de pólvora de la ciudad de Delft. Este terrible accidente destrozó gran parte de la ciudad, incluido el taller del artista. El pintor solo tenía 32 años. A día de hoy, solo se le han podido atribuir con certeza doce obras, pero aun así está considerado uno de los grandes de la pintura holandesa. Lástima que no viviese más años.


Título original: The Goldfinch, publicada en 2013.
Traducción: Aurora Echevarría Pérez