viernes, 1 de julio de 2016

Entevista de JEROME BONNET a Michel Houellebecq 
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P: Muchas de sus imágenes están tomadas en España. ¿Qué le interesaba capturar?
R: Nunca he vivido allí, pero tengo una casa desde hace 15 años [en la costa de Almería]. En España, la gente es menos depresiva que en Francia, y eso que tienen más razones para serlo. Otra diferencia es que los españoles no se quieren a sí mismos. Los franceses adoran criticarse, pero no soportan que lo hagan los demás. Los españoles, en cambio, lo aceptan sin problemas. También es un país con más problemas de identidad. Existen fuerzas centrífugas que no hay en mi país. Por ejemplo, en mi opinión, Cataluña acabará siendo independiente.
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P: En el catálogo de la muestra afirma que con sus imágenes aspira a despertar a sus visitantes, “a provocar colisiones que les hagan salir de su zona de confort”. ¿El papel del artista consiste en provocar ese tipo de choques? 
R: Sí, sí. No tengo nada en contra del confort, pero creo que hay que saber interrumpirlo con sobresaltos. La vida es así, y creo que el arte debe parecérsele.

P: En ese sentido, ¿acepta que le llamen enfant terrible, provocador y pirómano? 
R: No creo que sea exactamente eso. Es más bien que, como fan del rock, soy partidario de cierta agitación nerviosa. Le pondré un ejemplo: a mí no me gusta nada Bach. Prefiero a Beethoven, Schubert o la música romántica. En eso consiste la provocación para mí: en suscitar una agitación nerviosa. Es algo que sienta bien. Que te sacudan un poco siempre es bueno. Las emociones fuertes sientan bien.
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P: ¿Qué diferencia a un machista de un misógino? 
R: Un machista es un hombre al que le gusta que las mujeres sobreactúen en su papel [el que se les ha asignado tradicionalmente]. Un misógino es un tipo que desprecia ese papel. No es mi caso. A mí sí me gusta ese papel, porque hace que la vida se vuelva más interesante. Entre otras cosas, porque erotiza las relaciones entre hombres y mujeres.

P: En las relaciones de igualdad, ¿el erotismo desaparece? 
R: No tener géneros marcadamente definidos hace que la vida se vuelva más aburrida. Yo pienso lo mismo que dice Milan Kundera [en El libro de la risa y el olvido]. Cuando una mujer llora durante una pelea, el misógino se enfada, porque lo considera la prueba de que son seres inferiores y deshonestos. El machista, en cambio, se enternece. Desde ese punto de vista, soy más bien machista.

P: Pero ese papel, por utilizar su término, también predetermina la carrera profesional de una mujer, la recluye en el hogar, limita su capacidad de decisión… 
R: No se puede hacer todo. Sobreactuar en ese papel tiene un impacto negativo en la carrera profesional de una mujer. Pero me parece una cuestión de civilización. De hecho, no está claro que Occidente sobreviva al acceso de las mujeres al mercado laboral.

P: Si lo dice por la natalidad, no siempre es así. En Francia, por ejemplo, es altísima: 2,01 hijos por mujer en edad fértil. 
R: Es verdad, pero es una excepción en toda Europa, junto con Irlanda. En Irlanda se puede explicar por el peso del catolicismo, pero en Francia, que fue el primer país ateo del continente… No tiene sentido que los franceses, que son extremadamente depresivos, sean los que más procreen. Somos un país incomprensible.
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P: Ha dicho que vive cerca de la autopista que comunica París con el suroeste de Francia para poder escapar “si se declara una guerra civil”. Deduzco que no lo dice en broma… 
R: No, lo pienso muy en serio.

P: Si llegara esa guerra, ¿quién se enfrentaría a quién? 
R: El objetivo de los islamistas radicales es provocar una reacción a sus actos. Quieren que haya atentados contra las mezquitas y otros centros musulmanes para provocar una guerra civil que enfrente al islam con el resto de la población.

P: Tras los ataques terroristas en París el 13-N [que dejaron 137 muertos] no se produjo nada parecido. ¿Qué le hace creer que acabará teniendo lugar?
R: Pues que lo volverán a intentar, hasta que tal vez termine por funcionar. Por otra parte, existen otros elementos más confusos, pero peligrosos. Si la izquierda gana las presidenciales de 2017, el resultado puede ser dramático, porque este país es aritméticamente de derechas, todavía más que hace cinco años. El nuestro es un régimen pensado para dos partidos. La irrupción del Frente Nacional ha hecho que el sistema deje de funcionar. Yo prefiero que gobierne un presidente de derechas, pero es posible que la izquierda vuelva a ganar. Será malsano y podría provocar fenómenos desagradables…

P: ¿A qué se refiere? 
R: El resultado de la reelección de François Hollande será una ola de emigración. En España están acostumbrados, pero los franceses son más hogareños. La gente escapará, por desacuerdos políticos y por la sensación de que el país está jodido. Vivimos en un clima siniestro.

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