martes, 14 de diciembre de 2021

HISTORIA SECRETA DEL SEXO EN ESPAÑA por Juan Eslava Galan

Juan Eslava Galan , hasta el dia de hoy, todo lo que he leido a sido muy entretenido, pero llega un momento que se le terminan las historias interesantes y cae en las falacias. Esta historia del sexo en España tiene un titulo muy apropiado para encontar multiples españoletos dispuestos a comprar, pero es una idiotez sin ningun interes.

Subrayar:

- La tesis de Nietzsche para quien «la moral del cristianismo es un crimen capital contra la vida». 

Quizá sea conveniente hacer la salvedad de que las prevenciones eclesiales contra el sexo no parten de Cristo, sino de San Pablo

- El judaismo, en cuyo seno creció Jesucristo, imponía el matrimonio y la obligación de engendrar hijos a todo varón apto para ello. En tal sentido, lo más probable es que ni siquiera Cristo fuera excepción. De hecho, en los Evangelios gnósticos, anteriores a los canónicos, Cristo se nos presenta casado (ver Tomás, 61, 25-28; Felipe, 107, 6-9, y 63-32)

- A pesar de estos precedentes liberales, el cristianismo paulino incurrió en una patológica obsesión por la castidad. La íntima explicación de esta anomalía quizá resida en la compleja figura de San Pablo, un hombre que renunció a casarse debido a la enfermedad crónica, posiblemente repulsiva, que padecía (véase Epístola a los gálatas, 4, 13-15, y II Corintios, 12, 7-10). Además -argumentaba Pablo-, para qué casarse si el fin de los tiempos está a la vuelta de la esquina

- Este hombre inteligente pero orgulloso, quizá atormentado por las limitaciones que su enfermedad le imponía, despreciaba el sexo y lo consideraba sede del pecado. No obstante, admitía el matrimonio como mal menor, aunque pensaba que el que aspira a la perfección debe abstenerse de mujer. «Si no pueden guardar continencia cásense, que mejor es casarse que abrasarse» (I Cor., 7, 9). Admitía también el matrimonio del clero, pero recomendaba que el obispo y el diácono fueran maridos de una sola mujer. Más adelante se dispuso que esta mujer fuera doncella y que, caso de enviudar, se comprometiera a guardar fidelidad al difunto

- San Jerónimo sostenía que el que hace el amor frecuentemente con su esposa peca, pues todo placer sexual, incluso si es lícito, implica separación temporal del Espíritu Santo

- Juan Pablo II: «Es pecado la mirada con deseo entre los esposos, cuando ésta no va encaminada a la procreación»

- En el tercer concilio de Constantinopla (siglo VI), todavía se admitía que el sacerdote viviera con su mujer, aunque debía observar castidad y, caso de ser elevado al rango episcopal, la esposa debía ingresar en un convento. El celibato clerical sólo se impuso después del primer concilio de Letrán (1123)

- El definitivo impulsor de los prejuicios sexuales de la Iglesia fue San Agustín, creador de la doctrina patrística del pecado que ha marcado la moral cristiana hasta hoy. Como no hay peor cuña que la hecha de la misma madera, este converso tardío había sido gran libertino en su juventud pero, después de haber consumido con fruición su parte de los placeres de la vida, abominó de su pasado y replegándose al más severo ascetismo fundó una casta comunidad de varones

- En aquellos tiempos heroicos, la jerarquía eclesiástica trató a la mujer con mimo y respeto e incluso abogó por su emancipación; pero en cuanto la nueva religión se hubo instalado en el poder, la consideración de lo femenino experimentó un brusco giro y se orientó en la dirección opuesta. Esta satanización de la mujer sólo puede explicarse si admitimos que la frustración sexual de estos clérigos se proyectaba sobre la mujer erigiéndola en chivo expiatorio

- Los godos en el año 306, el concilio de Elvira dispuso que las monjas consagradas a Dios que quebrantaran el voto de castidad «no recibirían la comunión ni siquiera al final de su vida»

- Don Rodrigo, se prendó de una muchacha de la corte, la hija del conde don Julián, gobernador de Ceuta, y la sedujo o la violó. El padre de la deshonrada se vengó propiciando la invasión del reino por los árabes

-Según parece, lo que lanzó a don Pelayo a refugiarse en Covadonga y emprender la Reconquista no fue ese vibrante sentimiento patriótico que figura en los libros de texto, sino más bien un asuntillo de doméstica venganza: es que el gobernador musulmán de Asturias, un tal Munuza, le había desgraciado a una hermana

La Espña Musulmana

- El Corán, un libro sagrado que, según Ortega y Gasset, «apergamina las almas y reseca a un pueblo

- A aquellas de quienes temáis desobediencia, amonestadlas, confinadlas en sus habitaciones, golpeadlas. Pero si os obedecen, no busquéis pretexto para maltratarlas. Alá es altísimo, grandioso. (Sura, 4, 38)

- Las mujeres son como sillas de montar; la silla es tuya mientras la montas y no te apeas; pero si bajas, otro puede montar en el mismo sitio y hacer lo que tú hiciste

-El dueño y señor recurría a veces a un drástico remedio: extirparle el clítoris para privarla de toda posibilidad de experimentar placer sexual. De esta manera, la mujer quedaba reducida a lo que funcionalmente era: un orificio destinado a procurar el placer del varón

- Otras veces la bárbara cirugía se justificaba con fines estéticos, en mujeres afectadas de hipertrofia. Un cirujano cordobés del siglo X escribe: «Algunas tienen un clítoris tan grande que al ponerse erecto semeja un pene viril y hasta logran copular con él» (lo que alude a la homosexualidad femenina tan frecuente en los harenes, aunque el islam la prohíbe)

- En contraste con estos refinamientos observamos que el cunnilingus brilla por su ausencia. A los árabes les repugna esta venerable práctica que, por otra parte, sólo produce placer a la mujer. No obstante, fue muy usada por los eunucos o entre mujeres confinadas en harenes

El sexo en la Reconquista

- La vida era corta y trabajosa, por tanto había que aprovecharla. La mujer envejecía a los treinta años; el hombre a los cincuenta. La Iglesia era como una madre providente y juiciosa: imponía severas normas sociales y duras penitencias, sí, pero también sabía acoger con benevolencia las flaquezas de sus hijuelos, particularmente cuando se trataba de pecadillos de la carne

- El matrimonio continuó siendo un acto exclusivamente civil hasta el final de la Edad Media. Solamente a partir del concilio de Trento se impuso la obligación de que fuese público, ante sacerdote, y de que quedase registrado en la parroquia

- La  reina María de Montpellier recurrió a una estratagema parecida para conseguir que su esquivo esposo, Pedro el Católico, se aviniera a satisfacerle el débito conyugal. Se hizo pasar por una dama de la corte que accedía a acostarse con el rey bajo la condición de que fuera a oscuras y en silencio. Nueve meses después nació Jaime I el Conquistador

- La autoridad moral de la Iglesia, las leyes regulaban el sexo matrimonial orientado a la perpetuación de la especie, pero su práctica estaba sujeta a una serie de normas. Si la mujer era estéril, el marido debía abstenerse de la cópula; también debía abstenerse cuarenta días antes de Navidad, los ocho posteriores a Pentecostés, los domingos, miércoles y viernes, las fiestas religiosas, en Cuaresma, la octava de Pasión, los días de ayuno, cinco días antes de la comunión y uno después: en total, unos ocho meses al año

- La homosexualidad femenina se toleró en la Edad Media por razones doctrinales, puesto que su práctica no entraña derramamiento de semen. La masculina, en cambio, fue severamente reprimida

- Los intentos de reformar al clero, particularmente desde que el papa Gregorio VII impuso de manera definitiva el celibato, fracasaron estrepitosamente. El concilio de Compostela (1056) dispuso que los sacerdotes y clérigos casados dejasen a sus mujeres e hicieran penitencia; el de Palencia (1129) ordenó que las mancebas de los eclesiásticos fuesen repudiadas públicamente; el de Valladolid (1228) que «denuncien por excomulgadas a todas las barraganas públicas de los dichos clérigos y beneficiados y si se moriren que las entierren en la sepultura de las bestias

- En muchos países africanos usan hoy como contraceptivo lavativas vaginales de una conocida bebida americana de cola y al parecer resulta eficaz, lo que ha alertado al departamento de promoción de la empresa, siempre atento a ampliar mercados investigando los nuevos usos de su brebaje

El sexo imperial

- Los partos de las reinas no resultaban menos indiscretos. Un grupo de notables tenía que asistir a ellos para atestiguar la legitimidad del vástago real. Isabel de Portugal exigió que la sala de su paritorio quedase en una discreta penumbra, más que por velar su pudor, por defender su entereza, para que los curiosos no pudiesen constatar si el dolor alteraba la impasible serenidad de su rostro

- Antes de ser admitida, cada nueva pupila debía acreditar ante el juez ser mayor de doce años, haber perdido la virginidad y ser huérfana o hija de padres desconocidos. El juez estaba obligado a intentar disuadirla de abrazar el antiguo oficio. Ya licenciada, la pupila se obligaba a aceptar cualquier cliente que la solicitara y a satisfacer un pequeño impuesto al municipio, y un alquiler, por el lecho y la habitación, al dueño de la botica o casa de lenocinio

- La mancebía permanecía cerrada en las nueve fiestas de Nuestra Señora, primeros días de Pascuas, el Corpus, el día de la Trinidad, domingos y fiestas locales

- Las prácticas sodomíticas estaban muy arraigadas en las antiguas culturas americanas, así como la felación, la poligamia y todas las demás licencias corporales que constituían pecado en la puritana Europa judeocristiana.


-La Iglesia medieval lo comprendió así y consintió que sus clérigos mantuvieran concubinas y barraganas. Más adelante, amas y sobrinas. Hay que tener en cuenta que muchos eclesiásticos abrazaron el hábito como un medio de vida, sin la menor vocación, en un tiempo en que la todopoderosa Iglesia ofrecía seguro refugio para aquellos que sólo ingresando en su escalafón podían aspirar al ascenso social

- Una de las causas de la reforma protestante fue precisamente el deseo de abolir el celibato clerical

- En el siglo XVII, la airada y moralista reacción dela Contrarreforma impuso, a partir de Trento, una más severa observancia de la castidad clerical.

- Las leyes sexuales se suavizaron. En 1805 todavía el marido traicionado tenía derecho a matar a su esposa y al cómplice, aunque no a uno de ellos solamente, pero quince años más tarde el primer código penal rebajó el castigo de los adúlteros a una reclusión de hasta diez años fijada por el ofendido.

- Nuevas formas de seducción triunfaron sobre los escenarios, entre ellas el strip-tease, cuya primera representación se remonta a 1847, cuando una chica apellidada Odell se desnudó al compás de la música en el Teatro Americano de Nueva York

- España continúa siendo un país de masturbadores: un 53 % de los hombres y un 30 % de las mujeres son adictos a la autosatisfacción sexual y todavia lo sera mas despues del dislate de los gobiernos de Pedro Sanchez y sus ministras de Igualdad



Publicada en 1991


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