lunes, 18 de mayo de 2020

MAR VIOLETA OSCURO de Ayanta Bellini (1969)

 
Un mar violeta oscuro es la historia de una rebelión ante la amenaza de ese destino que parece ineludible, el de muchas mujeres sometidas a las condiciones del tiempo que les tocó vivir, el de tantas protagonistas anónimas que lucharon por ser felices, por ser libres. Una maldición recorre las vidas de Elvira, Ángela y Caterina: elegir a hombres que no las supieron amar. Elvira se casó con Evaristo, un demonio que sembró el miedo y la locura. Su hija Ángela renunció a sí misma por un marido ausente, siempre en los brazos de otras, incapaz de ocuparse ni de ella ni de sus hijas. Y la indómita Caterina, tercera de la saga, acabó enamorada de otro ser diabólico, sin tener conciencia del peligro que corría. Solo Ayanta, última descendiente, se enfrentará a su herencia transitando el camino de los recuerdos y de la verdad.Indudablemente es la búsqueda de algo donde agarrarse en un desastre de familia donde cada uno tira para un cerro diferente sin ton ni son, solo porque es lo que les parece bien (guay) en ese instante.
Es finalista del Premio Planeta de 2018 bien merecido, pues en ese marasmo consigue mantenerte con el gusanillo de que vendra despues.
Ayanta (nombre que le pusieron los cachondos de sus padres porque esas tierras de la india les gustaron mucho) es digna hija de su padre, Fernando Sánchez Drago, y de su madre no digo nada por no saber como era , pero canela en rama por lo que cuenta su hija. Lo que no entiendo es la necesidad de espolvorear tanta mierda sobre uno mismo.

Destacar algunas cosas:

-No hay nada más triste que la pérdida de una vocación. Y yo no concebía mayor derrota que no haber sabido transmitir a Mario la fuerza necesaria para mantenerla
-¿Quién no ha sido deslumbrado por el resplandor de algo que parecía ser y no era? . Esta es la historia de esta familia
-A lo largo del curso leímos La Eneida. En uno de sus cantos descubrí que existían unas tribus de mujeres que se amputaban un pecho para facilitar el uso del arco y la flecha. Aquellas guerreras capturaban a los hombres con el único propósito de quedarse embarazadas y dar continuidad a su especie. Se llamaban amazonas, una palabra formada por el prefijo negativo am, «falta de», y mastós, «seno»
-Lo que me produce verdadero pánico es que, llegado el momento, se me arrebatara la potestad de decidir sobre mi vida. Sobre mi muerte. La experiencia me dice que cuando la cosa no tiene remedio, hay que actuar rápido, sin pedir permiso y en la más estricta soledad. La mejor opción es la de los gatos: largarse a morir a algún lugar apartado. Sobre todo porque no se puede uno fiar de nadie, ni siquiera de quien más te ama.
-En el verano de 1941, doscientos mil italianos, sin apenas municiones y vestidos con los veraniegos uniformes que habían servido para la campaña africana, marcharon a la conquista de Stalingrado. Debido a la falta de organización, en lugar de partir a principios de junio como estaba previsto, lo hicieron ya en agosto, cuando el estío tocaba a su fin. Y en tierra rusa les alcanzó el invierno, uno de los más fríos que se recuerdan, con temperaturas que oscilaban entre los treinta y los cuarenta grados bajo cero...Cuando el descalabro de la ofensiva se hizo evidente, muchos trataron de regresar a pie en una humillante retirada que le valió al ejército italiano la fama de ser el peor del mundo. En este fracasado intento de regreso fallecieron hundidas en la nieve casi la mitad de sus tropas....Y las gentes rusas, tan hartas de los nazis invasores como de los bolcheviques patrios, les dieron cobijo. Así fue como estos italianos bebieron y cantaron a la luz de la lumbre de sus cocinas. Y haciendo honor a su fama, enamoraron a sus mujeres.
-Mi padre, hombre aficionado a quitarle hierro a cualquier asunto ajeno, solía decirme como respuesta a mis zozobras creativas: «Para escribir solo hacen falta dos cosas. La primera, sentarse. Y la segunda, escribir».
-Viajamos a Soria, a casa de mi padre, con el objetivo de bucear en su infinito archivo. Más que infinito, delirante, porque tiene fobia a tirar papel y lo guarda todo: entradas de cine, billetes de metro, opúsculos de los testigos de Jehová, pasaportes caducados, mapas costrosos, recetas médicas, recibos del gas de hace medio siglo, recortes de periódicos propios y ajenos.
-A partir de entonces, cada vez que aparecía en la carretera el inmenso animal negro de Osborne, yo gritaba presa del pánico: «¡Toro! ¡Toro!». Para mí, eso era España. Una tierra rarísima en la que las alimañas andaban sueltas, los lechones se comían enteros, las casas olían a fritanga, los niños mataban a los pájaros a pedradas, las mujeres iban a misa con un velo de novia negro y los hombres se rascaban los huevos.
-Estaba en un momento único. Los astros le favorecían. Vivía inmerso en sus viajes, en sus libros, en sus amores. Trabajaba donde quería: Roma, Tokio, Dakar. Hacía lo que quería: escribir, leer, ligar. Y el mundo se le antojaba como un jardín del Edén creado exclusivamente para él. Fernando siempre lograba hacer lo que decía que iba a hacer......Mira que pescarme la muerte de Franco en las antípodas! Ese es el castigo del viajero, no estar nunca donde debo. Brindaremos juntos por el final de una época endemoniada
Publicado por Planeta en 2018.

No hay comentarios:

Publicar un comentario