domingo, 10 de mayo de 2020

EL DESCENDIMIENTO de Rogier Van der Weyden (1399-1464)




Obra anterior a 1443, oleo sobre tabla de 2.04 x 2.61 mts. Museo del Prado sala 058.
Realizada por encargo del Gremio de Ballesteros de Lovaina para ser instalado en la Capilla de Nª Señora de Extramuros. La pintura original fue sustituida por una copia de Miguel Coxcie, que en la actualidad esta en el Museo de Lovaina. La alegoría a los ballesteros la representa en las esquinas del cuerpo principal.
La ultima restauracion data de 1993.
En la antigüedad el azul era un color para los bárbaros, las vírgenes se pintaban en rojo, pero en el siglo XII decidieron que el rojo era el color del demonio y a partir de este momento el azul paso a ser el color de la pureza y de la virginidad.
Veamos quienes son los personajes:



El cuadro representa un instante fotográfico del descendimiento, se percibe por la postura muy forzada de María Magdalena, la inestabilidad tanto de San Juan que tiene su pie izquierdo en el aire como de Nicodemo que tiene una posición con los pies cruzados propia de acabar de recibir el peso de Cristo en el descendimiento.
Detalles impresionantes son las venas y la sangre de los pies de Cristo así como la sangre del costado que discurre por debajo del lienzo. Las ricas vestimentas de José de Arimatea que tiene los corchetes del cuello desabrochados y la barba como de haber salido de casa deprisa y corriendo.
Las imágenes de tremenda amargura de María la de Cleofás y las lagrimar de una Virgen desmayada por la angustia.
Destacar también la colocación de las figuras para que se cubra bien el cajón del cuadro, incluso para ello alarga la pierna de la Virgen excesivamente llegando hasta el pie de la cruz.
El conjunto presenta una serie de particularidades organizativas dignas de destacar:



La escena esta relatada por los cuatro evangelistas oficiales y por el apócrifo Nicodemo:

Mateo 27:57-58
Y al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había convertido en discípulo de Jesús. 
Este se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato ordenó que se lo entregaran.
Marcos 15:42-46
Ya al atardecer, como era el día de la preparación, es decir, la víspera del día de reposo, 
vino José de Arimatea, miembro prominente del concilio, que también esperaba el reino de Dios; y llenándose de valor, entró adonde estaba Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. 
Pilato se sorprendió de que ya hubiera muerto, y llamando al centurión, le preguntó si ya estaba muerto. 
Y comprobando esto por medio del centurión, le concedió el cuerpo a José, 
quien compró un lienzo de lino, y bajándole de la cruz, le envolvió en el lienzo de lino y le puso en un sepulcro que había sido excavado en la roca; e hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro.
Lucas 23:50-54
Y había un hombre llamado José, miembro del concilio, varón bueno y justo 
(el cual no había asentido al plan y al proceder de los demás) que era de Arimatea, ciudad de los judíos, y que esperaba el reino de Dios. 
Este fue a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús, 
y bajándole, le envolvió en un lienzo de lino, y le puso en un sepulcro excavado en la roca donde nadie había sido puesto todavía. 
Era el día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.
Juan 19:38-40
Después de estas cosas, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato concedió el permiso. Entonces él vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. 
Y Nicodemo, el que antes había venido a Jesús de noche, vino también, trayendo una mezcla de mirra y áloe como de cien libras. 
Entonces tomaron el cuerpo de Jesús, y lo envolvieron en telas de lino con las especias aromáticas, como es costumbre sepultar entre los judíos.

Nicodemo. Acta de Pilato 11:7-9

Y todos los que amaban a Jesús se mantenían lejos, así como las mujeres que lo habían seguido desde Galilea.
Y he aquí que un hombre llamado José, varón bueno y justo, que no había tomado parte en las acusaciones y en las maldades de los judíos, que era de Arimatea, ciudad judía,y que esperaba el reino de Dios, pidió a Pilato el cuerpo de Jesús.
Y, bajandolo de la cruz, lo envolvió en un lienzo muy blanco, y lo deposito en una tumba completamente nueva, que había echo construir para si mismo, y en la cual ninguna persona había sido sepultada.


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