sábado, 19 de marzo de 2022

LAS BARBAS DEL PROFETA

 


Eduardo Mendoza Garriga, con ese espíritu que le caracteriza entre critico y sarcástico, nos relata la visión que el tuvo de pequeña al estudiar la Historia Sagrada.

Veamos parte de lo que cuenta:

- La primera parte comprendía la creación y las andanzas de los primeros hombres. La propia creación planteaba una pregunta filosófica y científica fundamental, que había antes de la creación. Costaba imaginar a Dios en medio de la Nada, muerto de asco hasta que un día dijo: voy a crear el universo. San Agustín responde a esta pregunta con contundencia: antes de crear el universo, Dios se entretenía pensando castigos para los que hacen preguntas estúpidas.

-Si el pecado de los sodomitas es el que todos estamos pensando, es preciso hacer aquí una reflexión. En la Antigüedad, la homosexualidad era una cosa aceptada por todas las culturas de las que tenemos conocimiento. En Egipto y en el Imperio Persa , por no decir en Grecia y luego en Roma. De echo las culturas que no tuvieron contacto con el cristianismo (también los Israelitas y los Musulmanes) practicaban la homosexualidad con naturalidad, como cuentan las crónicas de las Indias. La aversión de Jehová por esta conducta constituye una autentica rareza.

- Las epístolas constituyen un cuerpo teórico de extrema complejidad que era mejor dejar en manos de los teólogos. El dogma y la infalibilidad de la Iglesia hacia innecesario el estudio de algo que bastaba con creer sin reserva y cumplir cuando se presenta la ocasión.

- Al referirse al Apocalipsis: la única enseñanza que podía extraerse de esta lista tan poco placentera era que había que estar preparados espiritualmente, no haber echo ningún caso al anticristo y , llegado el momento, taparse la cabeza.


Editado por Editorial Planeta en 2017

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