Combatientes en la sombra
de Robert Gildea narra la historia de aquellos franceses que se enfrentaron a los nazis. Un trabajo solvente que desarrolla una parte poco conocida de la Segunda Guerra Mundial y que intenta dejar a un lado los mitos de la Resistencia.
de Robert Gildea narra la historia de aquellos franceses que se enfrentaron a los nazis. Un trabajo solvente que desarrolla una parte poco conocida de la Segunda Guerra Mundial y que intenta dejar a un lado los mitos de la Resistencia.
La primera imagen que
surge, sin lugar a dudas, en el imaginario de un español sobre la resistencia
francesa contra la ocupación alemana durante la II Guerra Mundial son las
películas Arde París o El día más largo.
Recientemente, la historiografía española ha puesto en valor el papel fundamental
en la liberación de los republicanos españoles refugiados en el país vecino
como consecuencia de la victoria de los Nacionales en abril de 1939: una parte de ellos
alistados en las escuetas fuerzas de la Francia Libre de De Gaulle, especialmente en la famosa 9ª, y otros en las
partidas de maquis, sobre todo comunistas, que nacieron como consecuencia de la
invasión de la URSS por Alemania en el verano de 1941, ya que hasta esa fecha
los comunistas franceses colaboraban activamente con los nazis fruto del Pacto
Molotov-Ribbentrop que había convertido a Hitler y a Stalin en aliados.
Es de señalar que en la
extensa bibliografía de profesor Gildea, fellow del Worcester College,
no cita un solo autor español de los que tratan la fundamental presencia
española en el maquis galo. ¡Europa empieza en los Pirineos!
Al menos para los historiadores británicos incluso ante del Brexit.
La historia de la Resistencia francesa ha tenido poco recorrido fuera de la
propia Francia ya que, como señala el autor, muy poco
tenían de que presumir en el contexto histórico épico que es la II Guerra
Mundial.
Para hacer frente al
trauma de la derrota en seis semanas en 1940, y a años de colaboracionismo en
Francia, se tejió el mito de que la
Resistencia había comenzado el 18 de junio de 1940 cuando De Gaulle estaba
aislado en Londres; que sólo un puñado de miserables había colaborado con los
nazis, mientras un puñado de héroes había iniciado la lucha apoyado por la
inmensa mayoría del pueblo francés. Por último, aunque la deuda militar con
los Aliados era importante y que algunos extranjeros habían participado
puntualmente en la Resistencia, Francia había sido liberada por los propios
franceses.
La realidad fue que sólo una minoría de franceses optó por integrarse en la
Resistencia, mientras que la mayoría del pueblo francés vivió el fin de la
guerra como un alivio, confió en que el mariscal Pétain defendería sus intereses
y convivió más o menos pacíficamente con las fuerzas de ocupación alemana. Como
afirmó uno de los líderes de la Resistencia, Emmanuel
d`Astier de la Vigerie: “creo que uno solamente se podría haber unido a la
Resistencia si era un inadaptado”.
pesar de todo esto, de la visión distinta que
comunistas y gaullistas han querido transmitir sobre la Resistencia francesa, y
de sus intereses enfrentados y sus ocultaciones, el libro de
Robert Gildea viene a contar de forma solvente esta parte desconocida de la
Historia de Francia, de la II Guerra Mundial y de muchos españoles y de otros países de Europa
que combatieron en suelo galo junto a un puñado de franceses.
Escribe una historia con
nombres y apellidos, sin grandes batallas ni enormes unidades, ya que es la guerra de unos pocos, muy pocos, en su enfrentamiento con el
ejército más poderoso de Europa hasta su derrota en el Frente Ruso a partir de
1943.
En unos momentos en que
la Ley de Memoria Histórica vuelve a dividir a los españoles, conocer el caso
francés, sus errores y aciertos en su tratamiento histórico y político de su
propia historia, puede ser una fuente de
inspiración para los políticos y ciudadanos de a pie de España.
Señala Robert
Gildea que “los mitos son relatos
desarrollados para definir la identidad y las aspiraciones de grupos de
personas o de países enteros y no necesitan basarse en hechos históricos
probados”.
En 1972 Pompidou afirmó: “¿Acaso no ha llegado ya la hora de correr un velo
sobre esa época en la que los franceses se odiaban mutuamente y se despedazaban
y mataban entre sí?”.
Al igual que en España, como vimos en el articulo de Herman Tertsch, en Europa y en Francia en particular tambien temen hablar de la realidad, para proteger la mentira historica que se protege oficialmente.
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