martes, 23 de septiembre de 2014

La relacción de relatos bajo el titulo de COÑOS de Juan Manuel de Prada, no es ni más ni menos que eso una relación de relatos sobre  los coños en donde se dicen todas las sandeces que se le van ocurriendo y no deja de tener su gracia.
En el capitulo del coño de las violonchelistas dice:
-La violonchelista ajusta sus rodillas a la depresión de su instrumento, a esa superficie de madera alabeada, ondulante, que equivale a la cintura, lo agarra del cuello, le pinza las cuerdas vocales y le frota el pecho con el arco, hasta herirlo en el corazón y hacerle llorar un si bemol.
-El hombre no sirve para tañer este instrumento, no sabe extraerle esa resonancia última, expresiva de violencia o deseo, que las mujeres extraen, a poco que acerquen el coño.
-Queremos imaginamos el coño de esa mujer y no podemos (necesitaríamos el talento de Juan Gris), queremos asistir a la lucha que se desarrolla por detrás de la madera, entre las entrañas del violonchelo y las entrañas de la virtuosa, una lucha seguramente sexual, aunque discreta y de orgasmos ocultos.
Al hablar de las putas dice:
-Las putas del barrio de las putas, y no esas señoritas que se anuncian en el periódico, ostentan la representación genuina de un oficio que las enaltece.
Escribiendo sobre George Bataille dice: "Amelia tenía un culo muy cómodo, casi como un sofá con almohadones, y un coño que olía a pescadería de peces agonizantes".
En el epilogo relata sobre la elaboración de la obra:
-Escribí un opúsculo titulado Coños, en recuerdo del ramoniano Senos (1917), que en su día había cabreado mucho a las feministas, quizá porque era un libro jovial e ingenuo, y las feministas son unas tías muy sombrías y resabiadas.
-A pesar de la escabrosidad del asunto, me quedó un libro de una ingenuidad balbuciente que, inexplicablemente, fastidió mucho a los puritanos y a las feministas.
-El libro hizo su fortuna en las librerías; aunque sospecho que quien lo adquirió con la esperanza de hallar en él consuelo erótico se llevaría un gran chasco.
Indudablemente es un tipo genial.
Un magnifico preámbulo de Ramón Gómez de la Serna dice "En libros como este, todo se inicia sinceramente, sin abrumar a mis lectores, pues yo repudio los lectores que necesitan encontrar llena de cilicios y penitencias la lectura; ésos, para ciertos escritores, para los de fama antipática, para los que son adversos al género humano y a la amenidad, y que así es como, sin embargo, avasallan al lector".

Publicada en 1995


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